Soy madre, esposa e hija. Como abogada he trabajado como consejera y conciliadora familiar, y he tenido la oportunidad de comprobar que los conflictos familiares interpersonales se empiezan a presentar cuando surge un hecho que perturba el ambiente familiar, un cambio inesperado que altera el equilibrio y que da origen a varios interrogantes, diferencias y discusiones que muchas veces dan lugar al distanciamiento. Los conflictos familiares pueden desencadenarse por múltiples razones, por ejemplo, por enfermedad de un integrante, por fallecimiento de algún miembro de la familia, por diferencias de personalidad, problemas económicos, sentimientos de injusticia, preocupación y problemas de comunicación. Y como consecuencia, surgen discordias entre la pareja, entre los hermanos y entre los hijos, y los padres, ante situaciones que dan origen a una convivencia insana que afecta el bienestar familiar, y que se traduce en desequilibrio emocional para cada uno de sus miembros.
Durante dieciocho años, he acompañado familias y adultos mayores liderando procesos como consejera externa, objetiva e imparcial. Escucho las necesidades, ofrezco fórmulas útiles de arreglo, ayudo a superar obstáculos y centro mi atención en restablecer la armonía familiar. Creo que la asesoría de un abogado y de un consejero familiar debe ser preventiva, y debe centrarse en ayudar en la toma de decisiones para evitar inconvenientes futuros.
A nuestros adultos mayores debemos prestarles una atención adecuada, no estigmatizarlos como personas incapaces, entender sus necesidades, brindarles bienestar y no excluirlos en la toma de decisiones familiares.
En Colombia, la tasa de Alzheimer y otras demencias se ha incrementado en la población adulta y como familiares no contamos con la información necesaria para identificar las señales de alarma en nuestras personas mayores, no conocemos los factores de riesgo ni cómo evoluciona la enfermedad. No estamos preparados para ser cuidadores y saber cómo debemos asumir la atención en casa, y en medio del caos de una enfermedad, pasamos por alto asuntos que deben ser resuelto y medidas que deben adoptarse. Desconocemos también que, al recibir un diagnóstico de Alzheimer, en etapas tempranas, contamos con alternativas legales que nos facilitarán el cuidado de nuestro familiar, evitaremos discusiones familiares y la toma de decisiones será más acertada.
Nos vemos agobiados ante cualquier situación o conflicto familiar en el que debemos tomar decisiones, actuar, solucionar y procurar mantener una sana paz. Las discusiones familiares se prolongan en el tiempo afectando emocionalmente a cada miembro en particular. Y, además, asumimos responsabilidades en la vida que requieren de cierto conocimiento, de nuestra disposición y entrega, de nuestra diligencia en aquellos compromisos familiares imposibles de eludir, pero que debemos cumplir: El cuidado de nuestros padres, la obligación de promover la igualdad de derechos, el respeto recíproco entre todos sus integrantes, el afecto, la armonía y la unidad.
Teniendo en cuenta los anteriores aspectos, las situaciones cotidianas de las relaciones familiares y las necesidades que afectan emocionalmente a cada uno de los miembros, he creado 1 programa de asesoría y consejería dirigidas a ofrecer soluciones y crear conciencia para mantener la armonía familiar y llevar una vida más plena, y saludable.
Tendrás los siguientes beneficios.