Creemos que a partir de los 40 años es normal empezar a recibir diagnósticos médicos de enfermedades que aparecen de la nada o de un día para otro. Pero no lo es, envejecer no es sinónimo de enfermedad y no debemos conformarnos con esta idea equivocada ni aceptarlo como una regla general. No es gratis que nuestros exámenes de laboratorio arrojen niveles altos de colesterol y de triglicéridos, que estemos al borde de una diabetes, hipertensos, con sobre peso, con insuficiencias cardiacas, enfermedades del sistema digestivo y circulatorio entre otros. Nos hemos acostumbrado a resolver dolencias, enfermedades crónicas y degenerativas con medicamentos, sin ni siquiera preguntarnos su origen, y muchas veces atribuimos “la mala suerte” a nuestros padres que tal vez han padecido o padecieron la misma. Pero lo cierto es, que hemos venido practicando desde nuestra infancia, hábitos poco saludables que, cuando llegamos a una edad madura, se manifiestan en nuestra salud física y mental.
El Dr. Robinson Cuadros, médico geriatra, afirma que, para prevenir el Alzheimer y otras tantas enfermedades, es importante tener en cuenta algunos factores de riesgo en determinadas edades: A los 10 años, aconseja no exponer a los niños a la contaminación ambiental, entre los 20 y 30 años, es recomendable ejercitar la memoria a través de la educación y evitar el abuso de alcohol, a los 40 años llevar una dieta sana, evitar el tabaquismo y la obesidad, entre los 50 y 60 años, evitar el sedentarismo, el estrés laboral, controlar la diabetes y la hipertensión, a los 70 años, los mayores factores de riesgo son: el déficit sensorial (visual y auditivo), la depresión, las enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares. A los 80 años, la poca estimulación social, no sentirse útil y activo, y el aislamiento social no deseado.
La salud mental para la prevención de la enfermedad de Alzheimer es un tema relevante del cual también depende nuestro estado de bienestar. El enfado, la angustia, el rencor, la envidia, el miedo, la tristeza y el estrés entre otras son emociones que influyen directamente en nuestro bienestar físico, y mental.
Dice, además, que, si controlamos los anteriores riesgos en el curso de la vida, podemos modificar la aparición de la enfermedad de Alzheimer hasta en un 56%.
Ahora vale la pena preguntarnos: ¿Cómo queremos envejecer y proyectar nuestro futuro?, ¿Nos gustaría llegar a una edad adulta independientes, con plenas capacidades físicas y mentales?
Nunca es tarde para mejorar nuestro estilo de vida, lograr hábitos saludables de alimentación, una rutina o actividad física y buenas relaciones familiares y sociales, si nuestro deseo es disfrutar cada día en plenitud y conciencia, lejos de la enfermedad y de los dolores crónicos.